martes, 13 de noviembre de 2012

La “paz” que las oligarquías y mafias quieren imponer a los colombianos


Con ocasión de las esperanzas y entusiasmo que ha despertado el inicio de una negociación política al conflicto interno colombiano, muchas son las iniciativas y discusiones paralelas que están organizando y desarrollando un sinnúmero de organizaciones sociales de base.  A nivel nacional, e incluso internacional,  estas organizaciones están organizando conferencias por la paz,  foros, seminarios, mesas para la paz, y muchos otros eventos a los que han invitado hasta  analistas y expertos internacionales en el interés genuino de abrir el espectro de opciones, visiones y experiencias replicables que conduzcan al logro de una paz incluyente y con justicia social.

La mala noticia es que muy poco o nada de lo que se plantee y recomiende en estos escenarios alternos al proceso oficial llegara a los oídos del gobierno de Santos, menos de sus negociadores.  Si bien las FARC establecerán canales para recoger las recomendaciones e iniciativas que surjan del pueblo, el gobierno de Santos se opondrá rotundamente a que ellas sean discutidas, para lo cual recurrirá a su trillada estratagema de que ya existe una agenda (de la cual, según el gobierno, solo queda por negociar el punto de la entrega de armas de la guerrilla porque los otros cuatro ya están solucionados (¡!!??)); y al argumento perverso de que todas esas organizaciones estas representadas por las FARC, ya que según Santos todas las organizaciones sociales de base son afiliadas o simpatizantes de las FARC (y para su ministro de Defensa y el generalato,  “terroristas”).  El caso más relevante que demuestra esta perversidad es la estigmatización y criminalización del recientemente conformado Movimiento Marcha Patriótica.

Los que si tendrán resonancia en el régimen de Santos serán las organizaciones y seudo movimientos creados a última hora (algunos ya existentes) dizque en  representación de las víctimas de la guerrilla, las que por su misma burda presentación, manifestaciones  y  reclamaciones que han hecho públicas, mas parecen organizaciones apéndices del narcoparauribismo y sus camarillas empresariales y mafiosas que se benefician de la guerra (y que por lo mismo no quieren la paz), que organizaciones genuinas de base que exijan que tanto las víctimas de la guerrilla como las del estado (y sus brazos paramilitares) tengan derecho a saber la verdad sobre la suerte de sus familiares y sus vidas reparadas económica y sicológicamente.

Así que, si como es de esperar, las FARC no claudican a las demandas de una paz verdadera y con justicia social, la paz que el régimen de Santos les dirá a los colombianos que no fue posible alcanzar por culpa de las FARC, no será otra que la que las mafias políticas y empresariales (y sus patrones extranjeros) querían imponerles; y que no será menos violenta, inequitativa, injusta, corrupta, discriminatoria,….que la que el país ya ha vivido por más de 5 décadas.

Pero para que tengan una idea del “legado de paz” que Santos quería dejarles, las siguientes serian algunas de las “transformaciones sociales” que el país disfrutaría luego de una eventual claudicación/rendición de las FARC:
  • Apertura democrática y garantías de seguridad para que los líderes de las FARC hagan campaña política para las elecciones del 2014, y para que otros ocupen altos cargos públicos (en el evento improbable de que las FARC se dejen engañar y depongan las armas así no mas, escenario improbable,…como improbable es que los dejen vivir para ello), tal como ocurrió con la mayoría de los mal llamados líderes del M-19;
  • Transformación del campo y su agricultura pues la ley de victimas y restitución de tierras de Santos (entre otras) convertirá a los campesinos en peones baratos y desechables de las multinacionales que se harán a las mejores y más extensas tierras del país, con quienes los campesinos no podrán competir como productores pues las gabelas tributarias, subsidios, flexibilidad laboral y demás exenciones de impuestos en insumos y equipo agrícolas no son para ellos sino para los “inversionistas extranjeros”.  Sin los cuales, según el nefasto ministro Juan Camilo Restrepo, la agricultura colombiana está condenada a morir. De hecho, el ministro sueña con ver el país inundado de tractores, trilladoras, tostadoras, cosechadoras de sorgo, de soya de la más alta tecnología; eso sí, ninguna de propiedad de un campesino, por supuesto;
  • Un país próspero, con un crecimiento económico y sostenido de más del 5% debido al incremento exponencial de las inversiones extranjeras, principalmente en los sectores de la minería y energía. No importa que de esa prosperidad solo participen (de hecho ya lo vienen disfrutando por décadas) las multinacionales extranjeras  y sus agentes corruptos locales incrustados en el narcoestado y/o en las mafias empresariales;
  • Posicionamiento del país como potencia militar mundial pues al puesto predominante que ya ocupa por el pie de fuerza y excesivo gasto para la guerra (porque aunque ya no existan las FARC, ni ELN, aparecerán o se inventarán otros enemigos, además del narcotráfico por  supuesto) se le sumará el “reconocimiento” de poseer la mayor flota de drones (aviones no tripulados) que adquirirá  supuestamente para apoyar la guerra contra el narcotráfico y vigilar las fronteras (y de paso a los países vecinos que recuperaron su soberanía de las garras de los gringos)……

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