lunes, 30 de septiembre de 2013

Los atroces crímenes del conflicto interno que el gobierno de Santos pretende que se ignoren


La opinión pública colombiana no había aun digerido las declaraciones (la mayoría ni siquiera leído la carta) de Timochenko insinuando que sus negociadores en la Habana podrían levantar el acuerdo de confidencialidad, cuando ya los medios prepago estaban disparando acusaciones y amplificando la propaganda del gobierno sobre que las FARC no tienen voluntad real de paz y que una vez más estaban engañando al pueblo colombiano.  

Las declaraciones de Timochenko se dieron en respuesta al comportamiento erratico, arrogante, desafiante y contradictorio de Santos en la conducción de los diálogos de paz de la Habana, pero ese hecho no les merece a los medios prepago ningún comentario, mucho menos un análisis crítico.

La oportunidad no puede ser más propicia para revivir también el tema álgido sobre reconocimiento de las víctimas y el sometimiento a la justicia de los victimarios, exigencias que insólitamente solo aplican para una contraparte del conflicto, la guerrilla de las FARC.

Para el gobierno de Santos, su camarilla de áulicos y secuaces, y sorprendentemente para una gran mayoría de colombianos, la única parte en quien recae todo el peso de la responsabilidad de que las negociaciones sean exitosas o no, son las FARC.  De ahí que cuando temas críticos como el de las victimas salen a flote, las presiones solo están dirigidas a las FARC; como si solo contaran las víctimas de una lado; o peor aún, como si lo que el país ha sufrido por mas de 50 años no es un conflicto entre el estado colombiano y un grupo de colombianos que fueron forzados a alzarse en armas, sino una guerra frontal de un grupo de delincuentes en contra de la población colombiana, en la cual el papel del estado ha sido el de un simple, inofensivo y pasivo espectador (o incluso también víctima, como muchos lo presentan).

Las masacres, las desapariciones, las ejecuciones extrajudiciales, los falsos positivos, las persecuciones y asesinatos selectivos de líderes sindicales, sociales, de defensores de derechos humanos, etc., cometidas por el estado durante los más de 50 años de conflicto, directamente o en colusión, o por intermedio de sus brazos paramilitares, y que ha cobrado la vida de cientos de miles de colombianos, no cuentan.  Crímenes que han sido y siguen siendo cometidos en desarrollo de procedimientos y doctrinas militares estándar no solo en Colombia sino en muchos otros países donde gobiernos títeres de poderes extranjeros enfrentan un enemigo interno que representa una amenaza para el régimen de turno impuesto y para los intereses económicos de las oligarquías políticas y empresariales nacionales y sus patrones internacionales.

Si se trata de calificar la monstruosidad de los crímenes, el solo hecho de que los anteriormente señalados hayan sido cometidos por el estado que supuestamente está para proteger a sus ciudadanos, debería ser suficiente para que el pueblo colombiano exigiera que sus autores, determinadores y ejecutores fueran condenados ejemplarmente; y que haya plena reparación de los familiares de sus víctimas. Ese solo hecho también es suficiente para calificarlos como crímenes de lesa humanidad. Pero como entre los victimarios están expresidentes, generales, congresistas, empresarios, miembros de las oligarquías y mafias políticas, incluso el presidente actual, lo más conveniente es enfocar la ira y las demandas hacia un solo de los bandos en conflicto.

Dentro de un conflicto interno todos los crímenes contra la población civil son repudiables, y cuando dentro de una negociación política seria se buscan mecanismos de justicia, reparación y no repetición, todos los crímenes y victimarios tienen que ser identificados, no solamente los de una parte.

No se trata de minimizar los crímenes que haya podido cometer la guerrilla, pero aun si les achacamos todos los que aún no han sido plenamente establecidos por una comisión de verificación independiente, éstos palidecen en monstruosidad y magnitud si se comparan con los del estado terrorista colombiano registrados anteriormente…

Los siguientes son los atribuidos a la guerrilla: 
  • Muertes colaterales de civiles, incluidos niños, mujeres, personas de tercera edad, como resultado de los ataques con bombas artesanales (cilindros de gas) a estaciones de policía ubicadas en centros residenciales, escolares…
  • Ejecución de políticos secuestrados como resultado de intentos de rescate suicidas por parte de las fuerzas armadas del estado colombiano….ej.: casos de diputados del Valle, gobernador de Antioquia, etc… 
  • Asesinatos selectivos de campesinos e indígenas en represalia por ser informantes del ejercito…..
  • El secuestro de civiles ajenos al conflicto……

Asi las cosas, las negociaciones que se adelantan en La Habana podrán producir un documento de acuerdos, el cual incluso puede ser refrendado, pero no pasara de ser eso,…un documento.  Una verdadera paz y reconciliación entre los colombianos solo será posible cuando los crímenes cometidos por ambos bandos del conflicto sean revelados; y sus autores intelectuales, determinadores y autores materiales sean judicializados, asi sea por una justicia transicional que establezca penas de corto plazo o simbólicas. 

A los mercaderes de la muerte enquistados en (y /o asociados con) el estado terrorista no se les puede permitir que sigan engañando al pueblo colombiano posando de buenos samaritanos y defensores de sus derechos, de su seguridad y de sus vidas, cuando lo que han hecho es precisamente todo lo contrario: masacrar, asesinar, reprimir, perseguir, intimidar, excluir, marginalizar, criminalizar, explotar y empobrecer más a los colombianos. Peor aún permitirles que sigan participando e influyendo en la actividad política nacional en calidad de candidatos a altas corporaciones como si todos esos crímenes nunca hubiesen ocurrido.

Con tantos criminales y enemigos de la paz agazapados en el estado terrorista, tal vez la siguiente entrevista sea una de las ultimas que queden para el registro historico del fracaso de los dialogos de paz en La Habana.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Algunos de los top personajes “colombianos” más nocivos para la sociedad colombiana

Fuera de concurso por supuesto está el actual presidente de la república por el poder destructor que le confiere su posición y por lo que representan sus políticas pro capitalistas, pro imperialistas, pro globalización, pro libre mercados,……y en resumen, pro explotación y saqueo de los recursos y patrimonio de la nación en favor de unos pocos y en contra del bienestar de la gran mayoría del pueblo colombiano.  Asi que el presidente Juan Manuel Santos queda fuera de concurso.

1.- ALVARO URIBE VELEZ

El prontuario criminal de este personaje da para llenar la enciclopedia del crimen y la mafia más temeraria del planeta, asi que sobre este aspecto personal remitimos al lector a leer escritos previamente publicados en este blog, haciendo click aquí, aquí y aquí…..

Lo que si hay que resaltar es que este oscuro personaje es quien más daño le ha hecho al país, en toda su historia. Tal vez ni siquiera las masacres cometidas por los invasores españoles en tiempos de la colonia (principalmente en contra de los pueblos indígenas) superan los crímenes cometidos por Alvaro Uribe Velez en los últimos 10 años. A eso hay que sumarle el nivel de degradación moral, ética y hasta intelectual al que ha llevado a la sociedad colombiana, especialmente durante y como resultado de su periodo presidencial. De hecho, el que haya llegado a ser presidente de Colombia es la expresión del grado más bajo de degradación que una sociedad supuestamente civilizada puede alcanzar.

La degradación moral, ética e intelectual de la sociedad colombiana es más que evidente en la inmensa acogida y “respeto” que aun goza este patético bufón, no solo en los círculos políticos sino en todos los ámbitos de la vida nacional. De ahí que su reciente decisión de lanzarse como candidato al senado, no es ninguna sorpresa.  Aunque ya es difícil imaginar que nivel más bajo puede alcanzar la degradación humana, es imposible dejar de aterrarse sobre lo que le espera al país con un congreso prácticamente cooptado por el narco paramilitarismo.

Si en los tiempos de su presidencia, el paramilitarismo controlaba  alrededor del 30 % del congreso a través de testaferros, luego de las elecciones de 2014, la cooptación será directa y casi total, ya que adicional al gran número de sillas que alcanzará con su lista hay que sumarle las sillas de los otros partidos tradicionales y de garaje que han sido y siguen siendo leales a la causa narcoparauribista.

La foto siguiente da una idea de la clase de sujetos que han acompañado y acompañarán a Uribe como presidente y senador respectivamente.



El narco ex presidente, como estrategia para engañar al elector ingenuo recurre al truco de incluir en su lista a candidatos jóvenes que, además de ser desconocidos políticamente no están aun untados de sangre ni de muerte. Aunque escuchando el discurso de algunos de los candidatos no se sabe quien es en ultimas el mas engañado, si el potencial elector o el propio candidato; a quien por lo demás el único requisito  que se le exige es defender/negar fervientemente los crímenes de su jefe y repetir a la perfección su verborrea politiquera.

Lo cual hace aun mas difícil distinguir entre quien vive en estado de alucinación mas crónico, si esos futuros nuevos congresistas que digieren sin cuestionar la verborrea política narcoparauribista, o una persona que consume drogas alucinógenas. De que otra manera se puede explicar que defiendan con tanta vehemencia y pasión lo que ellos llaman la "ideología uribista".  Como una mente humana puede considerar que es ideología política, la creación de paramilitares y practicas criminales como masacres; narcotráfico; desplazamientos forzados; desapariciones; persecución y asesinato selectivo de opositores políticos; falsos positivos; espionaje, persecución y asesinato de periodistas, defensores de derechos humanos, sindicalistas y educadores,…..etc.  Tal vez dentro del discurso capitalista en decadencia, entregar la soberanía a las grandes potencias, feriar el patrimonio de la nación a las multinacionales, privatizar hasta el aire que respira la población, etc., pueda aun considerarse como una ideología política, “neoliberalismo”; pero considerar que el prontuario criminal de Uribe es una ideología, es el extremo de la aberración y aletargamiento mental,…..o acaso servilismo del más rastrero?  Que me responda la “analista” y candidata Paloma Valencia.

2.- ALEJANDRO ORDONEZ

Dadas las difíciles situaciones que vive el país actualmente (negociaciones de paz, mayor pobreza, destrucción del campo, masivas movilizaciones populares, elecciones)  es difícil determinar quién es el más nocivo para los colombianos, si Alejandro Ordoñez o Alvaro Uribe.

Este personaje ha adquirido, o se ha auto atribuido, un poder tal que hasta el propio presidente le tiene terror. Ni que decir de sus contradictores, que son todos los miembros y militantes de los partidos políticos opositores del régimen, asi como de los movimientos sociales populares que reclaman verdaderos espacios democráticos, paz y justicia social.

No hay en Colombia antecedentes de que algún procurador haya ejercido tanto poder como Ordoñez. Tal vez ni siquiera tiene legalmente las atribuciones y responsabilidades que se atribuye el mismo, pero sus actuaciones son tan temerarias que hasta las mismas altas corporaciones judiciales parecieran que le tienen pavor y por lo tanto no se atreven a cuestionar sus abusos de poder.

Dado el poder político que le confiere (o que se auto atribuye) su condición de procurador, su oposición abierta y malévola a todo lo que huela a buscar una salida política al conflicto armado es tal vez la talanquera más grande que tienen las negociaciones de paz con las FARC que se desarrollan en La Habana.  Ni siquiera las vociferaciones del narcoparaco expresidente y sus camarilla de secuaces y fanáticos podrían descarrilar el proceso de paz, pues a esa verborrea guerrerista se contrapone el deseo y exigencia de vivir en paz que ha expresado la gran mayoría del pueblo colombiano; factor disuasivo frente a cualquier intento del gobierno de Santos de claudicar ante las exigencias de los mercaderes de la muerte, o al menos a postergar esa claudicación.

La oposición temeraria de Ordoñez, por el contrario, crea incertidumbre y desconfianza por parte de los negociadores de las FARC, pues las amenazas de demandar los acuerdos a que se lleguen y especialmente de impedir la reinserción de los miembros de esa guerrilla, pueden conducir a que el proceso se prolongue indefinidamente o a que se dé por terminado.

Pero Ordoñez no tiene sus garras solamente puestas en el proceso de paz.  Además de utilizarlas para perseguir implacablemente a todos los opositores del régimen,  también las usa, y con mucha frecuencia, para rescatar de la acción de la justicia a los que hacen parte de su club de veneradores, al cual pertenecen por supuesto los personajes más corruptos y criminales de la clase política y el servicio público, empezando por el narco paraco expresidente.



 3.-  MINISTRO DE DEFENSA JUAN CARLOS PINZON

Un personaje totalmente desconocido hasta antes de ocupar el cargo de ministro de defensa. Es el sicario de Uribe dentro del gobierno de Santos (con su consentimiento) y cumple a cabalidad su papel de ser el pirómano del proceso de paz en curso, mediante sus repetidas arremetidas verbales en contra de la guerrilla de las FARC, declaraciones que a un visitante extranjero  desprevenido le harán pensar que se encuentra en otro país.

Pero como las arremetidas verbales no son suficientes, este personaje es también el responsable de montar los actos terroristas en contra de la población civil para luego achacárselos a la guerrilla y asi ganar más mayorías dentro la población civil que se opongan a la negociación política del conflicto. En resumen, el “gym-boy” como es conocido el nefasto ministro Pinzón, no es solamente el sicario de Uribe sino también de los gringos y del propio presidente Santos, pues su misión es preparar toda la propaganda y escenario con los que justificarán el muy seguro rompimiento de las negociaciones que se desarrollan en la Habana.

El inmenso daño que le hace al pueblo colombiano este personaje, en su condición de pirómano del proceso de paz,  le da méritos suficientes para ser parte de los top 5 personajes más peligrosos del país.  Pero su poder de destrucción no se limita a eso.  También es el responsable de las amenazas, estigmatización, persecución y hasta asesinato de líderes de organizaciones sociales y políticas que apoyan abiertamente el proceso de paz, que le cuestionan al gobierno de Santos sus contradicciones y mentiras, y que también han apoyado las movilizaciones nacionales de campesinos, indígenas y estudiantes. Terroristas es el calificativo que utiliza el gym-boy para referirse a las actividades sociales y políticas que adelantan movimientos sociales como Marcha Patriótica y muchas otras organizaciones de base, cuyo único crimen es reclamar paz y justicia social.

4.- JULIO SANCHEZ CRISTO

Hay muchos otros periodistas que trabajan para los grandes medios serviles del establecimiento y como tal tienen inmensa influencia en la opinión pública, pero tal vez Julio Sanchez Cristo (“Julito”) sea el periodista prepago más representativo de esta camarilla de propagandistas. El grupo de medios para el cual trabaja, de capital Español, es propietario de un grupo de emisoras de radio que cubren prácticamente todo el país. Su programa de “noticias” que va desde temprano en la mañana hasta el mediodía, tal vez sea el que más audiencia tiene en la radio. De ahí que lo que este personaje exprese en calidad de director de noticias de la W Radio, tiene un inmenso poder propagandístico y de adoctrinamiento entre los millones de sus oyentes.

Conocido es su abierto servilismo al gobierno de turno, a las mafias políticas y empresariales locales, al gobierno de los EEUU y a todo lo que huela a capital extranjero.  En esta condición, cumple a cabalidad su papel de venderle al pueblo colombiano la benevolencia, sacrificio y capacidad de trabajo de todos los funcionarios públicos (hasta del más corrupto y criminal, como  el No. 1 de esta lista), asi como la propaganda de que las multinacionales, y en general todo lo extranjero, son determinantes e indispensables para la prosperidad del país.  Mención aparte merece su servilismo arrastrado para con las fuerzas armadas de Colombia, asi como con los funcionarios y diplomáticos gringos, incluyendo militares, mercenarios, empresarios, banqueros, etc.

Pero su servilismo le produce inmensos beneficios económicos. Su emisora, y en general el conglomerado de medios al que él pertenece,  son los mayores adjudicatarios de los contratos de publicidad con las multinacionales y el gobierno de turno. Para mencionar solo un ejemplo, una gran tajada de los $11 millones de dólares que gasta Pacific Rubiales anualmente en propaganda y lavado de imagen es para Julito. De ahí que cada vez que en el país, e internacionalmente, se denuncian las violaciones de derechos humanos,  laborales y ambientales que esta multinacional comete, Julito les ofrece horario triple A y tiempo ilimitado para que hagan sus descargos; esto es,  para que se rieguen en propaganda defendiendo sus actividades ilegales y hasta sus crímenes.

Cuando se trata de sus patrones y benefactores, lo que Julito llama entrevistas son en realidad tertulias de relaciones públicas (extensiones de los comerciales que pasa en los intermedios) en las que al invitado le está permitido decir lo quiera y extenderse hasta cuando quiera, sin ningún cuestionamiento, interrupción o contra pregunta.

Finalmente, sus millones de oyentes son contaminados diariamente con su devoción, veneración y servilismo para con la farándula nacional e internacional, lo cual raya en el extremo de la frivolidad, la ridiculez e idiotez. 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Philippine Activists Fightback Against Corporate and Military Forces

Cambien Filipinas por Colombia y verán el perfecto retrato de la "reforma agraria" y locomotora minera del gobierno traidor, terrorista de Juan Manuel Santos.

El titulo podría ser: Mineros y Campesinos Colombianos Luchan Contra las Multinacionales y las Fuerzas Armadas

domingo, 15 de septiembre de 2013

Están los EE.UU. Facilitando la Crisis Humanitaria en Colombia?


Por Jeremy Kryt

Este articulo es la traducción del articulo originalmente publicado en In These Times bajo el titulo: “Is the U.S. Enabling the Humanitarian Crisis in Colombia?”

Millones continúan siendo desplazados y los crímenes de guerra continúan, pero la ayuda militar de EE.UU. sigue fluyendo.

A medida que la guerra se prolonga y las acusaciones de abusos por parte de las fuerzas armadas continúan, la cómoda relación de Santos con la administración Obama tiene un creciente coro de críticos que cuestionan la forma en que las fuerzas armadas colombianas han estado utilizando todos los juguetes de alta tecnología y la financiación recibida del Tío Sam.
Es un día muy caliente en territorio bajo control rebelde. En una hacienda abandonada y en ruinas, en la región de Cauca en el suroeste de Colombia, plagada de insurgencia, más de tres docenas de líderes indígenas se han reunido a la sombra de la antigua casa solitaria para una reunión tribal. Murales con niños y banderas de paz cubren las paredes encaladas de adobe. Afuera, en los campos llenos de cráteres de mortero, en lo que antes se cultivaba caña de azúcar para el mercado de California, jornaleros sin camisa trabajan bajo el intenso calor del mediodía sembrando frijoles y calabazas.
"Estamos en un lugar difícil", dice Ernesto Conda, un miembro del consejo de gobierno de la tribu Nasa, uno de los varios grupos indígenas nativos del Cauca. Conda tiene 44 años y lleva el pelo recogido en una cola de color negro brillante con vetas grises.
"Nuestra gente está siempre bajo el fuego, al alcance de los morteros y las ametralladoras", dice Conda, mientras toma un descanso del consejo tribal para mostrar a este reportero la antigua hacienda que los Nasa han ocupado en un intento por aumentar los cultivos de subsistencia.  Ellos son una veintena de familias que ahora viven aquí arrimadas y que fueron expulsados ​​de sus hogares en las montañas cubiertas de selva del Cauca a causa de los combates entre las guerrillas, milicias de extrema derecha, y las tropas colombianas.
Estas familias Nasa hacen parte de los 4,7 millones de colombianos que han sido internamente desplazados a causa de las cinco décadas de guerra civil, de acuerdo con un reciente estudio  patrocinado por el propio gobierno y elaborado por una comisión de la verdad llamada el Centro Nacional para la Memoria Histórica. El informe revela que el número de refugiados internos en esta nación andina rica en recursos naturales es la más alta del mundo. La guerra entre las fuerzas armadas del gobierno y las milicias de extrema derecha  contra la insurgencia izquierdista más grande del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha cobrado más de 220.000 vidas, 82 por ciento de ellos civiles . Incontables miles de  indígenas Nasa también han sido asesinados en la guerra civil de más larga duración del mundo. Solo en la región del Cauca al menos 128 indígenas han sido asesinados desde el inicio de 2012 en hechos violentos asociados con el conflicto.
Conversaciones de paz con las FARC para poner fin a la guerra se están llevando a cabo en La Habana, Cuba, desde el otoño pasado. Hasta ahora son pocos los avances y los enfrentamientos continúan al mismo ritmo. Al menos 48 soldados del gobierno fueron asesinados en los últimos dos meses, y al menos 12 insurgentes perdieron la vida debido a ataques aéreos ocurridos en agosto. En Agosto también estallaron protestas civiles reclamando soluciones a las causas profundas del conflicto armado – la extrema pobreza y la escandalosa desigualdad en la propiedad de la tierra. Masivas protestas pidiendo una reforma agraria y reducción de la globalización económica sacudieron el país. A pesar de la represión de las manifestaciones por parte del presidente Juan Manuel Santos, las protestas continuaron y paralizaron el transporte terrestre, especialmente en regiones rurales devastadas por la guerra como el Cauca.
A pesar de su pobre historial en materia de derechos humanos, Colombia sigue siendo el mejor aliado de Washington en la región y, bajo el paraguas de la guerra contra las drogas, recibe más ayuda militar que cualquier otra nación en el hemisferio. Pero ahora, a raíz del informe de la comisión de la verdad y la respuesta brutal del gobierno a las protestas nacionales, un coro creciente de observadores internacionales sostienen que la política exterior de EEUU, incluida su ayuda militar y los acuerdos comerciales, podría estar ayudando  a alimentar la violencia y contribuyendo a la grave situación que padecen los que están atrapados en el fuego cruzado, tal como las familias Nasa de Conda que han sido desplazadas.
"Los acuerdos de libre comercio y la globalización en general tienen ganadores y perdedores", dice Adam Isacson, de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) en una entrevista concedida a In These Times . "Cuando hay protestas por lo que esta pasando, los del bando perdedor a menudo son acusados ​​de simpatizar con la guerrilla, y terminan siendo reprimidos por las fuerzas de seguridad de Colombia. Las mismas fuerzas que han sido fortalecidas por la ayuda militar que por muchos anos han recibido de parte del gobierno de EE.UU."
Una crisis humanitaria real
Las desesperantes condiciones de vida que padecen los desplazados y campesinos pobres de Colombia fue el detonante para que decenas de miles de pequeños agricultores e indígenas salieran a las calles y carreteras el 19 de agosto, a participar en una serie de protestas masivas que sacudieron a la nación. Entre los reclamos exigían una verdadera reforma agraria y el fin de los acuerdos de libre comercio especialmente con Estados Unidos, el cual ha socavado la economía local. A las protestas de los agricultores pronto se unieron los estudiantes y trabajadores sindicalizados y entre todos bloquearon 72 de las principales arterias viales del país. En el último fin de semana del mes de Agosto, 30.000 manifestantes marcharon en la propia Bogotá. El gobierno, luego de haber declarado que las protestas no existían, decretó la ley marcial. Hasta la fecha, los enfrentamientos entre manifestantes y la policía han dejado un saldo de seis manifestantes muertos y muchos más heridos, como consecuencia de los recurrentes disparos por parte de las autoridades en contra de las marchas pacíficas, unas veces con gases lacrimógenos y otras incluso con balas reales.
"Esta es una verdadera crisis humanitaria", dice Judith Maldonado, directora de la firma de abogados Luis Carlos Pérez con sede en Bogotá, la cual se especializa en casos de derechos humanos. "Los agricultores sienten que han sido abandonados por el gobierno. Miran a su alrededor y se dan cuenta que no tienen ningún sistema educativo, ni centros médicos, ni futuro. Y por eso es que se están expresando a través de demostraciones pacíficas ", dice Maldonado. "Pero el gobierno no tolera las protestas masivas."  
Para frenar las protestas el presidente colombiano Juan Manuel Santos ordenó la ocupación de Bogotá y otras áreas urbanas mediante la movilización de 50.000 soldados. El jefe Nasa Conda dice que una respuesta tan dura por parte del gobierno no ayudará en nada a aliviar el sufrimiento generalizado y las duras condiciones de vida que inspiraron el levantamiento popular.
"Esta lucha ha estado ocurriendo desde mediados del siglo pasado", dice Conda, agarrando el bastón de borlas recubierto de plata el cual es el símbolo de su autoridad tribal. "Nuestras comunidades viven en una crisis social permanente, y los jóvenes especialmente, no ven ninguna salida."
Los ataques terroristas están aumentando
Seis grupos armados ilegales operan en el territorio de los NASA, de acuerdo con de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN). Todos los seis grupos trafican armas y estupefacientes, en flagrante violación de los derechos tradicionales del territorio NASA. Aunque debilitadas por décadas de guerra, las FARC cuentan aun con unos 9.000 combatientes en todo el país, y la mayor presencia armada de esta insurgencia marxista aun se presenta en el Cauca. Pero las FARC están siendo enfrentadas por una serie de pequeños grupos armados, en su mayoría milicias derechistas que dicen odiar a las FARC por razones ideológicas, grupos que al mismo tiempo montan y explotan instalaciones de producción de drogas y ejercen control sobre el territorio.
A medida que la competencia entre narcotraficantes aumenta, la violencia contra la población civil sigue empeorando tanto en el Cauca como en el resto del país.  Según Human Rights Watch un 34 por ciento en las masacres han sido cometidas por los grupos paramilitares de extrema derecha desde 2010. Mientras tanto, los bloques de las FARC reclutan niños de las aldeas rurales, siembran minas terrestres y atacan con carro bombas a centros de población civil que se niegan a suministrar ayuda a los guerrilleros o desafiar su autoridad. El Informe Anual sobre Terrorismo por Países elaborado por el gobierno de EE.UU. muestra que, en general, los ataques terroristas se han incrementado a lo largo y ancho de Colombia. En lo que va corrido del 2013 también se ha observado un fuerte repunte en los ataques contra los investigadores de derechos humanos; 17 activistas de derechos humanos fueron asesinados el año pasado sólo en el departamento del Cauca.
Pero los rebeldes y traficantes de drogas no son los únicos grupos armados que intimidan a los nativos. Indígenas y pequeños agricultores de Colombia dicen que también están en la mira de las fuerzas armadas del gobierno colombiano. Detenciones ilegales y requisas son comunes, al igual que las ejecuciones extrajudiciales. Los asesinatos de civiles son tan generalizados que hay incluso un apodo para referirse a ellos, "falsos positivos", ya que la practica del ejercito es vestir a las víctimas con uniformes de guerrilleros y así aumentar el numero de bajas ocasionadas a la guerrilla.  Con esta practica, más de 3,000 civiles inocentes han sido asesinados en la última década.
La ayuda militar de EE.UU.
De las cerca de 2.000 masacres ocurridas en Colombia desde 1980, más de las dos terceras partes fueron cometidas  por milicias de extrema derecha vinculados a las fuerzas armadas, o por las propias fuerzas armadas, según el nuevo informe de la comisión de la verdad. El ejército y la policía solos son responsables del 42 por ciento de los 25.000 desaparecidos de la nación.  A pesar de un mayor escrutinio por el Departamento de Estado y de la afirmación del gobierno colombiano de haber purgado de delincuentes todas las unidades militares y policiales, grupos de derechos humanos han documentado cerca de 50 crímenes de guerra cometidos por las tropas colombianas en el 2012, incluyendo falsos positivos y detenciones ilegales.
En 1997, el Congreso aprobó la Ley Leahy, para evitar que la ayuda militar de EE.UU. posibilite precisamente este tipo de abusos fuera del país, pero la falta de supervisión y de voluntad política han obstaculizado los esfuerzos de verdaderas reformas.
"Unidades que incluso habían sido examinadas y certificadas [por el Departamento de Estado de EE.UU.] para recibir ayuda están cometiendo falsos positivos", dice Isacson de WOLA.
John Lindsay-Poland, director de investigación de la Comunidad para la Reconciliación (FOR) con sede en California, y que acaba de regresar de un viaje de investigación en Colombia, dice que debido a la falta de supervisión y denuncias de culpabilidad por parte EE.UU. en relación con los crímenes de guerra y abusos de civiles, él cree que:
"La ayuda militar de EE.UU. a Colombia se debe terminar. Esta es una contribución a la guerra sobre todo cuando están en curso negociaciones de paz para poner fin al conflicto armado de 49 años ", dice Lindsay-Poland. "El ejército [de Colombia] ha asesinado a miles de civiles con prácticamente total impunidad."
La ayuda militar no es suficiente
La región del Cauca, salvaje y agreste, es una de las más afectadas por la violencia debido a su accidentada topografía, a que allí confluyen las carreteras principales, y al clima perfecto para los cultivos ilícitos (especialmente hoja de coca, la materia prima de la cocaína). Además de ser el corazón oscuro del conflicto colombiano, a su vez alimentado por el trafico de drogas, Cauca es también el centro de una de las tasas mas altas de ocurrencia de falsos positivos entre todos los departamentos.
En el norte del Cauca, una brecha en las montañas obliga a que los envíos de cocaína desde las tierras altas del sur del país sigan el curso de un embudo estrecho, para luego tomar la vía a Cali y hacia la costa en medio de un campo de batalla ferozmente disputado.  Negocios de drogas de la guerrilla y  bandas paramilitares compiten con las tropas del gobierno y entre sí por el punto de acceso, a menudo con los indígenas y pequeños agricultores atrapados en el medio cuando los enfrentamientos estallan o aviones bombarderos aparecen repentinamente.
"En primer lugar tratamos de tomar las tierras altas y las cimas de las montañas", dice el coronel Germán López, comandante de la Base de Operaciones en Caloto, sentado en su escritorio en un búnker reforzado con sacos de arena. "Desde allí salimos a dar seguridad a los pueblos pequeños y aldeas y tratamos de controlar las carreteras ... Pero eso no es fácil.  A veces los guerrilleros se esconden en las casas. A veces están vestidos de civil.  Cuando de repente se presenta una emboscada es muy difícil distinguir entre el que dispara y el que es simplemente un espectador."
López, quien fue entrenado en contrainsurgencia en Texas y mantiene una gran biblia estratégicamente ubicada en su escritorio de la base de Caloto, dice a este reportero que la ayuda de EE.UU. era "absolutamente esencial" para mantener la seguridad en el Cauca.
"Pero la ayuda militar no es suficiente", dice López. "La principal causa de la delincuencia y [el trafico de drogas] en el Cauca es la terrible pobreza. Tenemos que construir  confianza y fe ayudando a la población local, y darle  a la gente algo en que creer "
El director de FOR Lindsay-Poland esta de acuerdo:
"[La ayuda militar] no soluciona los problemas que dan originan al tráfico de drogas", dice. "Las necesidades civiles [en Colombia] en educación, salud, vivienda, infraestructura y protección del medio ambiente están desfinanciadas, y de mil maneras."
Desde 2009, Washington ha enviado más de 2.030 millones de dólares en ayuda militar y policial a Colombia - 25 por ciento más que lo que se gastó para combatir la guerra contra las drogas en México durante el mismo lapso. Cerca de $ 280 millones más están listos para ser entregados en 2013.
La financiación de las fuerzas armadas de Colombia continúa a pesar de las evidencias presentadas en un estudio del 2010 el cual mostró que la tasa de asesinatos extrajudiciales y otros crímenes de guerra cometidos por unidades individuales frecuentemente se había disparado justo después de recibir la ayuda de EE.UU.; la cual se traducía en capacitación, construcción, suministro de flotas de helicópteros y sistemas de armas avanzados. El número de atrocidades registradas por las mismas unidades posteriormente bajó cuando la ayuda fue retirada.
"Muchas unidades han cometido terribles abusos de derechos humanos después de haber recibido asistencia [militar]", dice Lindsay-Poland, quien se ha desempeñado como asesor del Departamento de Estado en Colombia. El acusa al gobierno de Obama de no "evaluar el impacto en los derechos humanos causado por la inmensa ayuda militar que recibe Colombia.
Una política basada en la erradicación de la violencia ... sería muy diferente
Para justificar la continua ayuda al gobierno colombiano, los funcionarios estadounidenses acuden a las cifras: de acuerdo a la información suministrada a These Times por  la Oficina Internacional de Asuntos de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado de EE.UU., el cultivo de hoja de coca en Colombia bajó 7 por ciento entre el 2011-2012, debido en gran parte a los esfuerzos de fumigación y de erradicación en terreno por parte del ejército.  La producción total de cocaína pura colombiana ha caído desde un máximo histórico de 700 toneladas en 2001 a sólo 175 toneladas en 2012, una caída del 75 por ciento. Con ocasión de estas cifras tan optimistas, algunos en Washington han empezado a vender los esfuerzos la guerra contra las drogas en Colombia como un modelo a seguir en México y América Central.
Pero aun cuando la producción de cocaína se ha reducido, los insurgentes y bandas criminales de Colombia han recurrido a otras fuentes de financiación como la minería de metales preciosos, lo cual las hace menos dependientes del narcotráfico. Y la caída en la producción de drogas no se ha traducido en una disminución de la violencia.  Como muchos otros críticos, el director Lindsay-Poland se niega a etiquetar el modelo colombiano como un éxito:
"Un programa que ha dado como resultado, o no hecho nada para detenerlo, el desplazamiento forzoso de cinco millones de personas no puede ser considerado exitoso, sino mas bien un desastre para los derechos humanos", dice Lindsay-Poland. "Una política basada en la erradicación de la violencia en lugar de la reducción de la hoja de coca se vería mucho mas diferente."
El Departamento de Estado no acepto la solicitud de In These Times de hacer comentarios sobre los abusos de derechos humanos en Colombia.
El derecho a existir
Algunos críticos no solo sostienen que la ayuda militar de EE.UU. está posibilitando los abusos de derechos humanos, también alegan que el tratado de libre comercio con Estados Unidos está paralizando la economía colombiana.
"Los que pierden son los agricultores que no pueden competir con importaciones de productos baratos, los trabajadores no pueden negociar colectivamente, y las comunidades indígenas y afro-colombianas asentadas en tierras fértiles, con minerales valiosos o petróleo", dice Isacson de WOLA.
Esas afirmaciones son repetidas por los agricultores en paro, quienes continúan bloqueando las carreteras y realizando manifestaciones en varios departamentos. Dicen que las semillas importadas costosas y los granos baratos que Colombia está obligada a comprar en el marco del Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Colombia hacen que sea imposible que los productores locales puedan competir.
"Los acuerdos comerciales benefician a los ricos terratenientes, quienes a su vez apoyan a los políticos de Bogotá", dice Maldonado, el director de una firma de abogados, quien representa a un sindicato agrario. "No hay nada democrático al respecto."
De vuelta en Cauca, el jefe Nasa Conda dice que es difícil para él entender por qué las condiciones básicas de vida siguen siendo tan duras para  los 15 millones de pequeños agricultores, indígenas y afrocolombianos del país que viven en la pobreza, teniendo en cuenta los miles de millones de dólares que han sido entregados a Bogotá en los últimos años.
"El gobierno no hace presencia aquí", dice Conda. "No tenemos una economía sostenible de ningún tipo.  Nuestras casas ya han sido destruidas. Nuestro pueblo no tiene libertad.  Nuestros niños son mutilados por minas quiebrapatas".  Conda voltea a mirar hacia los campos de malezas y las construcciones destrozadas de la hacienda en ruinas donde su pueblo ha venido en busca de refugio.
"Tenemos el derecho a existir", dice Conda. "Tenemos el derecho a vivir."
Jeremy Kryt es un periodista con sede en Chicago

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