jueves, 15 de mayo de 2014

Democracia en Colombia - Un grotesco espectáculo electoral y un pueblo hipnotizado

Por qué los colombianos toleramos, permitimos tanta mentira disfrazada de verdad, condición que es utilizada por los psicópatas mentirosos que ostentan el poder para justificar y/o defender sus actos de corrupción, crímenes y toda clase de acciones de gobierno destructivas y en contra de los intereses de todos los colombianos?

Tal vez la mejor explicación a este fenómeno de acondicionamiento y aletargamiento mental la dio el premio nobel de literatura de 2005, Harold Printer, quien en su discurso durante la ceremonia de recibo del premio expresó: “el grado de nuestro adoctrinamiento es un brillante, incluso ingenioso y altamente exitoso acto de hipnosis, como si la verdad nunca ocurriera asi la veamos que está ocurriendo [frente a nuestros ojos]”.

Nada más claro y oportuno para describir el estado mental que predomina en la inmensa mayoría de colombianos y que se refleja con mayor intensidad en época electoral: viven en un absoluto estado de hipnosis. 

No de otra manera se puede explicar la energía y tiempo que los colombianos dedican, (malgastan) pendientes del grotesco espectáculo politiquero del momento y, peor aún, que sea la verborrea y mentiras que escuchan durante las campañas políticas, lo que determina su posición política y decisión de votar por uno u otro de esos candidatos farsantes, que en últimas representan a la misma camarilla de rufianes.



El caso más patético se revela por estos días con ocasión de las mutuas acusaciones entre las campanas del narcoparauribismo y la del santismo.  No es que las acusaciones per se sean falsas, o simples acciones políticas de guerra sucia como las minimizan los medios prepago.  La historia y hechos que ocurren a diario demuestran que tanto unos como otros  han estado siempre estrechamente ligados al mundo del narcotráfico, al crimen organizado y a las mafias políticas y económicas trasnacionales que en conjunto son las que determinan a quienes ponen a la cabeza del gobierno de turno, todo dentro de un sistema político y económico corrupto diseñado para que solo representantes serviles e incondicionales defensores de sus intereses se roten el poder.

Esta es la primera y más importante verdad que hay que comprender, y como tal no se puede permitir que los politiqueros, en complicidad con sus medios prepago, la escondan, manipulen o entierren. 

Solo cuando esta verdad es entendida e incorporada en nuestra mente es que se puede interpretar y desenmascarar la otra categoría de acusaciones entre uno y otro bando, y que pretenden presentar como muestra de sus diferencias de tinte ideológico. Entre estas, las más patéticas son las que viene haciendo el narcoparaco Alvaro Uribe Velez en sus correrías promoviendo la candidatura de su títere Oscar Iván Zuluaga. Veamos algunas de estas burdas acusaciones, y algunas de sus falsas y cínicas promesas de campaña:  

  • El presidente Santos es el candidato del castro-chavismo, del petrismo y de la “far”;
  • Santos le terminará de entregar el país a la guerrilla
  • La paz solo es posible cuando matemos al último de los guerrilleros;
  • Solo con seguridad democrática habrá prosperidad para todos;
  • Nuestra prioridad será el apoyo al campo y a nuestros campesinos;






……………………………….

Y por el lado del santismo:
  • En mi campana del 2010 no entró ni un centavo del narcotráfico, dice Santos
Claro que entraron millones de dólares, como han entrado siempre en todas las campañas legislativas y presidenciales que antecedieron la de Santos. Es apenas inherente a la naturaleza mafiosa del Estado desde que el narcotráfico se enquistó en la vida política, social y económica del país; monstruo que por lo demás, es un engendro de las políticas de guerra contra las drogas disenadas y promovidas por el gobierno gringo.





Por eso no es osado pensar que la negociación del narcoparaco conocidos con el alias de Comba no tenía como fin su entrega a las autoridades colombianas.  Su objetivo era que Santos le acelerara su proceso de extradición a los EEUU, y lo lograron. Múltiples hechos recientes demuestran que a los narcoparacos les ha ido muchísimo mejor en los EEUU que en Colombia. Allá si acaso pagan cárcel por unos pocos años, periodo durante el cual culminan negociaciones con autoridades gringas (les entregan buena parte de sus fortunas,…o más exactamente, las comparten con los gringos), y luego salen libres, aun millonarios, se quedan a vivir en EEUU, e incluso son tratados mucho mejor que un inmigrante honrado. 

Mas sobre el santismo:
  • Los TLCs traen inmensos beneficios para todos los colombianos;
  • La justicia es autónoma y eficaz;
  • No descansaremos en combatir la corrupción;



Toda esta sarta de burdas acusaciones y mentiras no tendría ningún efecto en la vida de los colombianos si no fuera por la amplificación que les dan los medios prepago del sistema, cuya misión es manipular las verdades y hechos cotidianos que ellos perciben como amenaza para la perpetuación del sistema corrupto, el que a su vez los enriquece y sostiene como un poder detrás del poder gubernamental. 




Y es que la propaganda que utilizan estos medios prepago para presentarse como medios independientes es de hecho otra de las grandes mentiras. No se requiere sino una pizca de cerebro para desenmascararlos cuando se escucha por ejemplo la propaganda de BluRadio, que con toda la desfachatez, se autoproclaman como ejemplo de “periodismo independiente, con contexto, que no es amigo del poder sino que lo vigila….”, etc., etc.  Su farsa se desploma cuando se conoce que sus dueños, la familia Santodomingo, son precisamente miembros de las elites/clanes familiares y mafias políticas y empresariales que eligen, usufructúan y sostienen el sistema corrupto que dicen vigilar. 

Tanto para los políticos como para periodistas colombianos,  razonamiento como el que guiaba las actuaciones del criminal de guerra Henry Kissinger (tan admirado y venerado en Colombia), está también enquistado en sus mentes: “lo que importa no es lo que es verdad sino lo que es percibido como verdad”.

Para terminar, volviendo al discurso del premio nobel Harold Printer, vale la pena resaltar el siguiente aparte:

“La mayoría de los políticos, con base en la evidencia disponible, no están interesados en la verdad sino en el poder  y en el sostenimiento de ese poder. Para mantener ese poder es esencial que la gente continúe siendo ignorante, que el pueblo viva ignorante de la realidad, incluso de la realidad de sus propias vidas.  Lo que nos rodea por lo tanto es una inmensa alfombra de mentiras, de las cuales nos alimentamos.”



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