lunes, 1 de agosto de 2016

El Centro Democrático, Partido de Oposición o "BACRIM"?

Por qué siguen insistiendo (el gobierno a la cabeza) que el centro democrático, el partido de garaje del paraco Alvaro Uribe, es un partido de oposición al gobierno de Santos? 

El hecho de que Uribe no esté de acuerdo con la firma de un acuerdo de paz con las FARC no convierte a su BACRIM en un partido de oposición en el sentido estricto de lo que significa hacer oposición a un régimen de gobierno, aun dentro de un sistema cuasi democrático y corrupto como el colombiano. 

Aceptando en gracia de discusión que el centro democrático es un partido político, en qué país del mundo un partido de derecha se constituye en partido de oposición de otro de derecha? !!  Dejando a un lado el asunto de la paz (del que comentaremos más adelante), a que se opone un partido de derecha en un país gobernado por otro de derecha, cuyo presidente es incluso un engendro de sus propias entrañas? 

Qué distinto de no tener el control absoluto del estado para asegurar que sus crímenes y los de sus secuaces sigan impunes es lo que le afana a Uribe? Absolutamente nada,.... así recurra, con ayuda de sus medios prepago, a las maniobras más inverosímiles e insolitas en su intento por seguir engañando al pueblo colombiano: que apoya los paros de campesinos, indígenas y camioneros; que le preocupa la entrega del país a la guerrilla y de paso al castro chavismo; que los acuerdos con las FARC constituyen un golpe de estado, un asalto a la constitución nacional; que el país no puede tolerar que los crímenes de las FARC queden impunes,  etc.....

De hecho, todas esas burdas estratagemas diseñadas para mantener en estado de alucinación a sus aún millones de seguidores, lo que esconden son sus verdaderas pesadillas: 

1) que en desarrollo del punto ya acordado sobre las víctimas del conflicto (que incluye la jurisdicción especial para la paz) sus secuaces (ganaderos, terratenientes, empresarios mafiosos...) confiesen no solamente sus crímenes sino que lo delaten a Él como artífice de todos los crímenes de estado cometidos durante sus narcoparamandatos, tanto como gobernador como de presidente.

2) que en desarrollo del punto sobre desarrollo rural (que incluye la restitución de tierras) El y sus secuaces tengan que devolver millones de hectáreas despojadas violentamente a sus legítimos dueños.

Cualquier colombiano de a pie mínimamente cuerdo podrá inferir que el centro democrático no es más que una BACRIM (usando los eufemismos que el establecimiento usa para proteger al paramilitarismo), un producto criminal no terminado del proyecto de "refundación de la patria" que lanzaron las organizaciones paramilitares aliadas de Uribe en la antesala a su ascendencia como presidente. No se olviden que durante la presidencia de Uribe, los jefes paramilitares eran ovacionados en el congreso por sus secuaces parapolíticos elegidos simultáneamente como congresistas en el 2002, otros cuantos tuvieron hasta accesos secretos a la Casa de Nariño.

En el proceso de negociaciones en La Habana, el punto de víctimas y justicia transicional se podría considerar como el acuerdo más importante alcanzado, toda vez que del éxito de su implementación, lo cual implica que todos los actores del conflicto se sometan y confiesen sus crímenes, dependerá el desarrollo efectivo de los acuerdos restantes; e incluso, el fin definitivo de la guerra interna.  

Y hablar de todos los actores, implica que los aliados de Uribe (incluso el mismo) se sometan a los tribunales que impartirán justicia dentro este sistema transicional si quieren obtener los beneficios de penas alternativas allí establecidos; porque si se someten pero no confiesan todos sus crímenes o no dicen toda la verdad (esto es, no identifican a sus cómplices, promotores o jefes), estos podrían ser condenados a pagar la pena máxima de 20 años establecida en el acuerdo.




El escenario de que actores del conflicto diferentes a militantes de las FARC tengan que confesar los crímenes, y que la mayoría de ellos tengan que, además de reparar, pagar condenas de hasta 20 años de prisión, aterroriza al narcoparauribismo; de ahí que la estrategia de oponerse al proceso de paz, y específicamente al plebiscito refrendatorio que se adelantara en Septiembre próximo, la usaran como argumento político y jurídico para desconocer la justicia transicional, lo que en la práctica significa que solo un bando del conflicto, y si acaso algunos militares de bajo rango terminarán siendo procesados en el marco de la justicia transicional.  

La justicia ordinaria no le preocupa al narcoparauribismo, de hecho llevan décadas burlándose de ella, espiandola, desconociendola, manipulandola, "reformandola" para sus propios intereses, asi que la impunidad bajo la justicia colombiana ordinaria la tienen garantizada.








En últimas, contrario a lo que los medios de comunicación y el propio gobierno le hacen creer a los colombianos, el partido de garaje de Uribe no es en realidad un partido de oposición, ni siquiera un partido, sino un grupo de delincuentes al margen de la ley, una estructura criminal (nuevo término del diccionario de eufemismos del MinDefensa) que no se acogerá a la justicia transicional… y que en consecuencia, si Santos es serio en su propósito de construir una paz estable y duradera, está obligado a perseguirlos y desmantelar sus estructuras criminales tal como se comprometió al firmar el acuerdo del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo firmado el pasado 23 de Junio (numeral 3.4)

Un columnista reconocido de El Espectador hace también hoy un análisis similar sobre las razones por las que Uribe se opone a la paz.....vale la pena leerlo. 



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